Entrevista con Claudia Sainte-Luce

La salida en salas francesas de Los insólitos peces gato de Claudia Sainte-Luce, el próximo 28 de mayo.Para la ocasión, Talía Olvera y Christelle Kloninger, del equipo Viva Mexico – Encuentros cinematográficos, conocieron a la directora y guionista a su paso por París en abril para platicar de su experiencia en su primer largometraje…

Entrevista Realizada en Abril 2014 – París

Cómo escogiste al cine como tu medio de expresión? ¿Cómo fue tu aprendizaje en este medio?

Pensé estudiar para médico o administradora, pensé en muchas cosas solamente para cumplir el deseo de mi padre. Un día, al escuchar a una mujer que decía que quería estudiar cine, cuando yo pensaba que el cine o la pintura eran cosas para las que Dios nos escogía y no algo que escogíamos nosotros, me dije que yo podía estudiar eso.
En la búsqueda de escuelas de cine, encontré la escuela de Guadalajara, en provincia a seis horas de la Ciudad de México, a la cual me aceptaron. Ahí aprendí muy bien la técnica, pero pensé que es en el contacto con otras personas cercanas a tí y tu capacidad para ligarte emocionalmente con tu entorno lo que te hace evolucionar más allá de la técnica, y eso, ninguna escuela te lo enseña.

Podrías hablarnos del origen de tu película, de su producción y su rodaje?

En primer lugar, escribir el guión fue una experiencia dolorosa porque es una historia personal y fue necesario que encontrase la distancia correcta para ser objetiva.
Luego, cuando obtuve el financiamiento del gobierno, me sentí nerviosa, porque implicaba una responsabilidad y no puedes equivocarte. Era la primera vez que me sentía bajo presión. Poco a poco fui buscando a los productores hasta encontrar a Geminiano (Pineda). A nivel del casting, fue difícil encontrar a actores que quisieran implicarse de lleno ya que hubo que hacer muchos ensayos durante tres meses.

El rodaje fue una experiencia particular, emocional y al mismo tiempo tienes que ser muy objetiva. La primera semana fue difícil porque Agnès (Godard) no hablaba español y yo no hablaba francés todavía, empezamos a rodar comunicándonos con el cuerpo. Dejé de ver el monitor, no lo quería ver, preferí estar en frente de los actores, al lado de Agnès, enfrente de la vida que pasa delante de las cámaras, tuve completa confianza en ella. Fue así que empezamos a encontrar las palabras para comunicarnos con las personas que nos rodeaban.

La dirección de los actores no era fácil, hay seis actores que piden cosas al mismo tiempo y no puedes responderles más rápido a unos que a otros, debes darles la misma importancia a los seis. Para sacar lo mejor de cada uno me tuve que adaptar a su personalidad particular de diferente manera.

Al final de la edición, ya no me quedaba dinero, pero pude montar una coproducción franco-mexicana con la ayuda de Agnès.
Fue también muy difícil mostrar la película porque era como exponer una parte de mi vida que nunca antes había mostrado a tal nivel; para mí es muy difícil el rechazo, no importa que cinco mil personas amen la película, si a sólo una no le gusta y empieza a decir cosas malas de la película, me digo : ¿qué hice mal? soy imbécil. ¡Soy muy crítica conmigo misma, entonces fue muy difícil todo el tiempo!

Cómo se estableció la colaboración franco-mexicana con Agnès Godard ?

Siempre tuve una gran admiración por el trabajo de Agnès, pero también había pensado en varias directoras de fotografía en México, porque para mí era esencial que fuera una mujer quien fotografiara este universo. Jamás hubiera tenido el valor de llamarle a Agnès y de ir a buscarla, mi esposo lo hizo sin decirme nada. Me preguntó : “Con quién quieres trabajar?” y le dije que con ella, dos meses después me dijo : “¡Ah, me contestó! No te había dicho nada, es tu regalo de cumpleaños” !

Cómo vives la experiencia de la proyección de tus películas en los festivales?

Muy estresante y angustiada porque cada ves que la película va a un festival me digo que es una competencia y que las otras películas son mejores que la mía, que qué hace la mía en este festival… Y cuando la película gana un premio, nunca estoy ahí, me voy antes, me entero porque me llegan emails con la noticia, ¡y como es un mail me cuesta creerlo! Todo el tiempo ha sido como ser un fantasma – ahora tienes que ir aquí, ahora sonríe por allá, ahora contéstales a éstos – como si no viviera en mi cuerpo.

Nos puedes hablar de tus nuevos proyectos?

Mi siguiente película se llama La caja vacía, estoy buscando inversionistas para el 70% del presupuesto. Ya escribí el guión, es sobre la relación de un hombre de 30 años con su padre.

Qué consejos les darías a los jóvenes cineastas y en general a los que buscan su medio de expresarse artísticamente?

Si hay algo muy poderoso que necesites realmente expresar, eso saldrá por sí solo y encontrará la manera de salir, si no, nunca saldrá. Para mí, el cine es como la música, está intrínsecamente ligado a las emociones. No podemos comenzar por intelectualizar. Creo que el punto de partida debe ser una obsesión, una angustia, un miedo, un deseo, todo tiene que partir de algo emocional. Si todo comienza de este lugar emocional, muy fuerte, terminará por salir de alguna manera, tal vez con ayuda de fondos públicos, privados, personales o con la ayuda de un gran estudio de producción, o de un loco que cree en tí pero siempre saldrá la manera de hacerlo pues tiene vida propia.

Nos dices que hay que ser elegido por Dios para hacer cine ¿sientes que de alguna manera tu eres elegida?

No, dije que después de la preparatoria era un poco tonta y no tenía mucha relación con el arte, era algo que veía muy lejano. No me siento elegida ni creo mucho en Dios. En esa época estaba en escuelas católicas y pensaba eso, en la vocación divina. Ahora me doy cuenta que es una manera que me llegó para expresarme y lo logré y espero poder continuar porque las inseguridades tan duras que me genero yo misma son mi propio obstáculo. Creo que el miedo que siento siempre detrás de mi, del que quiero escapar, las ganas de no dejarme atrapar, es mi principal motor.